La Coordinación de Difusión Cultural, a través de la Dirección de Danza, presentará la reposición de "La consagración de la primavera", considerada una de las obras más revolucionarias y trascendentales en la historia de la música de concierto y la danza, en la versión original de Gloria Contreras (1934-2015) a partitura de Igor Stravinsky (1882-1971). El programa incluye tres piezas más de la coreógrafa: "Casi una fantasía", "Claro de luna" y "Fugacidad" a música de Ludwig van Beethoven, Claude Debussy y Frédéric Chopin, respectivamente.
Las presentaciones tendrán lugar el viernes 24 de marzo, a las 12:30 horas, en el Teatro Arquitecto Carlos Lazo, anexo a la Facultad de Arquitectura (Circuito escolar s/n, C.U.), ENTRADA LIBRE; y domingo 26 de marzo, en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000, C.U.), a las 12:30 horas, ($80.00 entrada general, con el 50% de descuento personal a maestros, estudiantes, ex alumnos y trabajadores UNAM; jubilados del ISSSTE, IMSS e INAPAM con credencial vigente).
Las funciones darán inicio con "Casi una fantasía" interpretada a la Sonata Claro de luna de Ludwig van Beethoven (1770-1827), partitura considerada como una de las más rigurosas aportaciones a la historia de la música de tecla de todas las épocas. La coreografía creada por Gloria Contreras consta de tres movimientos, a través de los cuales se retratan el valor de la libertad individual y la soledad del ser humano, bajo una atmósfera misteriosa y sombría, colmada de onírica suavidad.

Inmediatamente después se presentará el ballet “Claro de luna”, inspirado en la Suite Bermasque de Claude Debussy (1862-1918). El ballet esta está dividido en cuatro piezas: Preludio, Minueto, Claro de luna y Pasapiés. Por sus movimientos sublimes y ondulantes, su armonía e intrigante dinámica, esta pieza implica un alto grado de dificultad para sus ejecutantes, quienes tienen la misión de representar con plasticidad el impresionismo musical.
Posteriormente se presentará “Fugacidad” una danza en la que Contreras aborda el tema de la brevedad del amor en una pareja, escenificando la antesala de una realidad con frecuencia cruda, en la que la imposibilidad para detener el tiempo se torna evidente y la evidencia de las pérdidas se convierte en dolor. Para ello eligió una selección del Opus 28 de Frédéric Chopin (1810-1849) por su fascinante variedad en contenido anímico, timbre, textura, forma y extensión.

Con partitura del compositor Igor Stravinsky (1882-1971) y coreografía del bailarín Vaslav Nijinsky (1889-1950), el 29 de mayo de 1913 se llevó a cabo el estreno de "La consagración de la primavera", a cargo de la compañía los Ballets Russes del empresario Serge Diaghiliev (1872-1929), en el nuevo Teatro de los Campos Elíseos, en París.
"La Consagración de la primavera" sería el tercer ballet que realizarían en conjunto Diaghiliev y Stravinsky, condicionado bajo la idea de una Rusia profunda, arcaica y pagana, en la que una joven virgen es elegida para celebrar la llegada de la primavera. Ella debe bailar incansablemente ante la tribu hasta caer fulminada, muerta.
Con esta idea en mente Stravinsky consiguió un ritmo sincopado e irregular a través de melodías simples del folk ruso, deseaba recrear un rito pagano inspirado en las danzas antiguas eslovenas; mientras que los movimientos corporales propuestos por Nijinsky mostraban un carácter primitivo, los bailarines se movían con los pies torcidos hacia dentro, rompiendo con toda la concepción de la danza clásica.
Durante la noche del estreno, el público, ofendido profundamente por lo que creía era un ataque premeditado contra la música y el ballet, emprendió uno de los mayores escándalos en la historia del arte, golpes y gritos de protesta de los unos se mezclaban con la euforia y los aullidos de apoyo de los otros. La obra fue eliminada del repertorio de los Ballets Russes hasta 1920, cuando se encargó una nueva coreografía a Léonide Massine.

Desde entonces "La Consagración de la Primavera" ha representado un reto para músicos y coreógrafos, teniendo múltiples re-interpretaciones coreográficas alrededor del mundo, desde Maurice Bejart hasta Pina Bausch y en el caso de México, Gloria Contreras, quien estudió por años la partitura hasta aprenderla de memoria y encontrar la pulsación ideal para sus movimientos, encontrando allí la historia de su propia tierra.
Su danza, con la que concluirá el programa, capta la esencia del México ancestral. Un país en el que a pesar de la conquista, la primavera permanece inquebrantablemente eterna, en ella el tiempo existe en dos escalas distintas pero interrelacionadas. Es desde el principio una danza de sacrificio y un rito que ocurre en un tiempo más allá del calendario. Sus elementos evocan simultáneamente el pasado, el presente y el futuro, abarcando todas las edades de la creación. En ella se nos recuerda que para nacer hay que morir.